Por Gisela Rodriguez
Para un entrenador no
hay mejor mérito que la consagración en un certamen, consecuencia que denota su
trabajo con el plantel. Pablo Albanese no sólo logró ese reconocimiento sino
que lo hizo de manera consecutiva y con el club de sus amores. El técnico de
Newell’s Old Boys escribió su nombre permanentemente en el básquet de la
institución. Los campeonatos y ascensos conseguidos en el 2010 y 2011,
catapultaron al equipo rosarino a la Primera división, luego de varias décadas
fuera de la competencia. “Trato de buscar la permanente mejoría”, sintetizaron
sus palabras.
Pablo Albanese se inició
en el básquet como jugador de la categoría Mosquito. Con tan sólo cuatro años
ya establecía la constancia con la cual hoy se desempeña. “Empecé en Atalaya,
porque mi viejo jugaba ahí y me llevó desde un principio. Después me reclutó
Provincial al muy poco tiempo, donde prácticamente hice todas las intermedias”,
explicó Albanese rememorando el comienzo de su amor por el deporte. Norberto
Zuliani fue el responsable de su arribo y años más tarde tuvo la oportunidad de
debutar en Primera a través de Víctor Debián. “Son los técnicos que uno más
recuerda por circunstancias muy puntuales, pero todos te dejan cosas, tanto
positivas como negativas. Tuve la suerte de debutar muy joven en Primera, a los
16 años, y la fortuna de permanecer 20 años”, aseguró el entrenador.
En el Club Atlético
Provincial descubrió su juego y sus capacidades. “Sin lugar a dudas es el club
que más me marcó. Estuve desde los 10 años hasta los 21. Recuerdo haber jugado
con una camada de chicos extraordinarios, tanto como personas como en el rol de
jugadores”, señaló Albanese. Su personalidad y carácter le permitieron
transformarse en uno de los jugadores más codiciados de Rosario y la zona. “Fui
un jugador muy voluntarioso. Jugaba de 4 (de ala pivot) o de 3 (de alero). Era
un jugador muy persistente. Me gustaba muchísimo entrenar, sabía lo que
físicamente podía dar. Basquetbolísticamente bastante limitado, pero con muchas
ganas”, señaló. Tales características lo llevaron a transitar su carrera fuera
de Santa Fe. Luego de su partida de Provincial, se sumó a las filas de Ciclista
de Junín y, posteriormente, arribó a Central Entrerriano de Gualeyguaychú.
“Todas las etapas son diferentes, pero deportivamente lo mejor fueron esos casi
cuatro años que estuve jugando a nivel nacional –relató el técnico-. Fue
especial, además, por la experiencia de irse a vivir solo y de estar enfocado
ciento por ciento al básquet”.
A los 36 años cambió el
paradigma. Su etapa como jugador llegó a su fin y comenzó a proponerse las
futuras metas. La constancia que lo acompañó dentro de la cancha, permaneció
intacta en su nuevo cargo. La persistencia y el trabajo los trasladó a sus
dirigidos y desde su nuevo puesto técnico describió grandes victorias. Se hizo
cargo del conjunto de Newell’s Old Boys y logró los primeros puestos de la
Asociación Rosarina en el 2010 y 2011, lo que permitió que el plantel rojinegro
se desempeñe nuevamente en la máxima división local. Después de muchos años el
plantel del Parque Independencia retornó a la A, torneo en el cual continúa
siendo referente con 14 títulos a pesar de grandes años de falencias y
desmanejos institucionales.
Sus primeros pasos en la
conducción de un equipo fueron verdaderamente contundentes y simbolizaron una
gran hazaña. “Tuve dos años de alegrías, lo cual es muy difícil, es bastante
irreal. Realmente no pasa a menudo. En dos años, dos ascensos, es realmente muy
difícil -sentenció-. Dirigí sólo dos años a Newell’s, las únicas temporadas
completas que tuve. Recién arranco en la dirigencia, se aprende
permanentemente. Trato de buscar la constante mejoría en todo. Seguramente
cometí muchísimos más errores que aciertos, lo importante es captarlos y
mejorar en lo que uno ve que se ha equivocado. Cambiar, cambiar las formas,
ajustando los aciertos que uno tuvo”.
Luego de la temporada
2011, Pablo Albanese se desvinculó de su cargo como técnico de Newell’s. “En su
momento me fui a pesar de que me ofrecieron continuar. No compartía la forma de
trabajar y el manejo que tiene la gente que todavía está en el Deporte Amateur.
Ese fue el motivo por el cual no continué. Por omisión o por falta de
capacidad, en el 2011, atentaron contra mi trabajo”, explicó el entrenador.
"Cuando llegué ya la situación era muy muy difícil"
La máxima categoría resultó todo un reto para el conjunto de Newell’s Old Boys. En 2009 se reinició el proceso, consiguiendo plasmar en resultados el esfuerzo de un nuevo proyecto. Pero el alejamiento de la competencia grande le provocó una baja de rendimientos a ese nivel. Y fue entonces cuando Pablo Albanese debió regresar. El torneo transitaba las fechas finales y el descenso a la B se vislumbraba como inminente. Allí resonaba su nombre, para despertar la gloria del pasado y tratar de evitar un desenlace negativo. “Uno nunca sabe qué puede pasar, pero realmente no me imaginé un regreso. Las cosas pasan y hoy se viven diferentes momentos. En el club hay elecciones en diciembre y tengo la promesa del presidente que el área va a mejorar. Eso también hizo que me decida a regresar. Pero vinieron a buscarme en una situación difícil -reconoció-, casi irreversible. Lamentablemente no se pudo evitar”. Newell’s se encontró demasiado comprometido y terminó perdiendo la categoría. Albanese destacó, sin embargo, que su llegada antes del cierre de la temporada sirvió para poder encarar con el tiempo debido el 2013. “Empezar a diagramar y planificar lo que se viene con la mayor antelación posible, me da la posibilidad de reducir el margen de error al mínimo. Arrancamos hoy, no en febrero del próximo año, y eso nos permite aprovechar tomar una ventaja temporal”, argumentó.
Newell’s cuenta,
entonces, con el entrenador para el próximo certamen de la Rosarina y Albanese
con una gran alegría al respecto: “Siempre es lindo volver. Estar en el club es
una gran satisfacción, mas allá de la seriedad y del compromiso con el cual uno
tiene que tomar su trabajo”. En asociación al reto que implica la situación
deportiva estableció que “lo más importante es ser coherente, no repetir los
problemas de este 2012”.
El DT siguió con su apreciación respecto de lo importante que es la faz
económica para plantear un futuro que sea promisorio. “Manejarse con un
presupuesto extremadamente austero, o presupuesto cero, pero tener las cosas
claras. Se puede tener un presupuesto mínimo o nulo y garantizar el buen
tránsito del año y un buen grupo. Si el objetivo es mantener la categoría, se
luchará sólo por mantener la categoría. No va a haber ningún problema y a nadie
se le van a caer los pantalones por decir que Newell’s tiene que mantener la
categoría. Lo importante es mantener las cosas claras, que los jugadores estén
cómodos, que no surjan problemas o que surjan la menor cantidad posibles. Y,
fundamentalmente, tratar de que Newell’s tenga en Primera división un plantel
de chicos jóvenes, que puedan tener continuidad. Es necesario la gente joven,
con muchas ganas de entrenar y fundamentalmente comprometida. En base a eso
después se puede aspirar a un poco más”, reflexionó.
Su debut como jugador en
Provincial y su primer paso como conductor en Newell’s Old Boys le enseñaron al
rosarino la esencia y competencia del deporte que alguna vez imaginó James
Naismith. Mucho futuro le resta por delante. Su voluntad y su compromiso por el
trabajo, lo colocarán seguramente en las páginas grandes del certamen local.
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