Por Marcos Cavalleri
Ramiro Nuñez tiene 20
años, es estudiante y tiene novia desde hace dos años. En lo deportivo, juega
al voley en el club Sonder de Rosario, donde arribó en 2008. En 2009 fue
campeón del Sub 16 en la
Copa Argentina de Clubes que se jugó en Buenos Aires. Además,
en ese torneo fue distinguido como mejor jugador, mejor atacante y mejor
receptor. Es integrante de la selección Argentina de voley y actualmente
integra el plantel de la
Primera división del club que lo vio nacer. Este atacante de 1,82 metros de altura
dialogó con PolirrubroDeportivo y contó sus vivencias deportivas.
¿En qué posición te sentís más cómodo para jugar?
- Me gusta jugar de
armador, por la responsabilidad que genera ese puesto, saber que todo depende
de uno en la distribución y tener que saber leer bien el juego.
¿Cuál es tu función en el equipo dentro de lo que significa el grupo?
- Me gusta ser líder,
que el equipo juegue para mí y ser quien tiene la responsabilidad en los
momentos difíciles. Soy odioso dentro de la cancha, pero afuera es otra cosa.
En tu rol de líder, ¿cómo reaccionás cuando alguno de tus compañeros se
equivoca por no estar concentrado o a la altura de las circunstancias?
- Si tuvo la actitud y
no salió, todo bien. Pero cuando son boludeces es más fuerte que yo, no me
puedo controlar y termino siendo duro con mis compañeros, pero ellos saben que
se los digo por el bien del equipo. El técnico me dice que es peor, que los
bajoneo y sé que tiene razón, pero a veces se me suelta la cadena.
¿Cómo crees qué te ven tus rivales en el desarrollo de un partido?
- Mi actitud cuando
juego hace que me odien, molesta, pero no me conocen. Siempre me pasa que
después cuando se ponen a hablar conmigo en los torneos o concentraciones me
dicen que no les caía bien, pero al conocerme era otra cosa.
¿Cómo te sentís en cada partido que va más allá de lo deportivo, es
decir cuando el clima es por demás de tenso?
- Me gusta ganar como
sea, pero si yo quisiera responderles como ellos, me tendría que agarrar a
trompadas y para eso haría boxeo como deporte y no voley. Por eso esas
situaciones me motivan para querer mostrarme y hacer lo mejor posible.
¿Cuál o cuáles crees que fueron tus mejores momentos de tu carrera hasta
el momento?
- Creo que en 2008 y
2009 tuve una mejora técnica y también mental, sobre todo después del Argentino
Sub 18.
¿Cómo es para un jugador ir a un torneo sabiendo que va a ser elegido
como el mejor?
- Cuando me enteré que
no venía Gonzalo Quiroga ('si no se lo llevaba él, de una') se me pasó por la
cabeza, pero eso me llevó a pensar en hacer lo mejor posible para ganar y
demostrar que merezco ese premio. Igual siempre prefiero salir campeón a
cualquier distinción individual.
¿Cómo te sentiste en el seleccionado argentino?
- Me sentí bien, pero lo
que tiene es que en la
Selección hay que entrenar bien todo el tiempo porque sabés
que si tenés un mal día te podés quedar afuera. Además no es como en el club,
ahí el nivel es parejo y todos son buenos. En el club es distinto, entreno y me
divierto, se encara de otra manera. En la Selección es todo más profesional, vivís para
entrenar y, a su vez, tenés la presión de mostrarte todo el tiempo, de que te
están evaluando. Yo me lo tomo como que quiero demostrar por qué me tuvieron en
cuenta, aprender, mejorar y dejar todo para tener chances de estar.
¿Se complica mucho tu vida personal con la exigencia que amerita el
voley profesional?
- La verdad que sí. A
veces me dan ganas de tirar todo a la basura. Ya perdí un año en el colegio y
aunque ahora me va mejor tengo algunas para levantar y sé que lo tengo que
hacer para que no me queden materias y poder estar en la Selección.
¿Cómo ves esta experiencia que se te presentó de disputar tu primera
Liga con Sonder?
- Es una experiencia
increíble. Me tocó estar en un grupo genial, desde los jugadores, entrenadores,
mánager y todos los que rodean esto. Jugar de titular es algo que ni me lo
esperaba, pero me encontré con la chance y traté de darle al equipo la
confianza para que se sientan cómodos conmigo, teniendo en cuenta que también
soy el más chico. Y eso se dio porque no me toman como un nene sino como uno
más.
Ramiro Núñez, rosarino y voleybolista que promete desde el deporte
y sueña con una vida ligada al alto rendimiento. Sus primeros pasos son más que
promisorios, ahora resta aguardar por su desempeño a futuro, donde el horizonte
muestra muchas luces.
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