jueves, 20 de septiembre de 2012

ENTRE AGUA Y CIELO: LA REVOLUCIÓN DEL KITE

Por Pamela Roldán

En conjunto con el boom de la construcción y el nuevo desarrollo inmobiliario urbano, no son pocos los rosarinos que decidieron comenzar a incursionar en los deportes acuáticos que el Paraná tiene para ofrecer. Juan Pablo Eliseo Hernández tiene 31 años y es instructor de kiteSurf en el Instituto Crazykites. Dialogamos con él para interiorizarnos en los secretos de este nuevo deporte que cada vez tiene más adeptos en nuestra región.

-¿Qué es el kitesurf?
- El kitesurf, por sobre todas las cosas, es un deporte. Enmarcado dentro de lo que podemos denominar los “deportes extremos”, es una modalidad del wake-boarding que combina el uso de una tabla junto a una cometa (kite), que bien podría compararse con un paracaídas. Si bien esta disciplina encuentra sus orígenes en culturas milenarias, sus primeros registros en la era moderna datan de la década del 70.

 
-¿Quiénes pueden practicarlo?
-Si bien, como todo deporte, trae consigo necesidades básicas de aptitud física, el kitesurf no está destinado a un grupo determinado de personas. Claro está que, hoy por hoy, tenemos un rango de edad de nuestros practicantes que se ubica entre los 25 y los 45 años, pero también hemos iniciado la práctica en niños y adultos. Digamos que, más allá de la edad, lo importante, como en todo, es la voluntad.


 -¿El kitesurf es un deporte de riesgo?
- Sí, es un deporte de riesgo que puede tornarse peligroso si no se practica respetando las reglas y medidas básicas de seguridad. Desgraciadamente, las peores consecuencias terminan como resultado de personas que intentan aprender a practicarlo sin ayuda de un instructor o practicante de experiencia.

-¿Qué requisitos materiales y procedimentales tiene el kitesurf para una persona que desea aprender a practicarlo?
-En nuestra escuela no es necesario tener equipamiento propio para comenzar a practicar el deporte, por el contrario, ofrecemos equipamiento además de orientación teórica y práctica. El equipamiento básico consiste en la tabla, el kite (cometa), un casco de seguridad y, claro está, la vestimenta de neoprene necesaria para aislar el cuerpo del frío, sobre todo en épocas invernales.

-¿Cuánto tiempo le demanda a una persona aprender a navegar en kitesurf?
-Nosotros solemos hablar de “horas-kite”, tal como en la aeronáutica se habla de “horas de vuelo”. Se estima que para tener nociones básicas de navegación, se necesitan ocho “horas-kite”, distribuidas convenientemente en varios días. Esto se debe a que, sobre todo, dependemos de no poseer condiciones climáticas adversas. Para comprobar esto, solemos orientarnos por sitios de Internet como WindGurú.

-¿Cómo ves la evolución del deporte en nuestra región? ¿Tienen algún ente que los nuclee y homologue? ¿Desarrollan competencias?
-Sí. La Asociación Argentina de Kite (A.A.K.) es la entidad que nuclea a todos los practicantes e instructores del país. Si bien las competencias abundan, no es fácil dedicarse de lleno a ellas, debido a que todavía no hemos encontrado de parte de los auspiciantes (los verdaderos “dueños de la pelota”) una respuesta material a nuestras necesidades.

-¿Cómo fue que comenzaste a enseñar y en dónde? ¿Cuántos alumnos tenés en estos momentos?
-En estos momentos tengo cuatro alumnos activos y casi medio centenar de exalumnos, que me sigo cruzando cuando salimos a navegar. Hace casi ocho años que comencé a practicar el deporte en las costas del Paraná y en la laguna de Melincué, y luego de tomar los cursos respectivos y homologarme en la Asociación, empecé a dar clases en Rosario hace casi cinco. También suelo dar clínicas de Kite en Melincué, un sitio ya clásico para todos los que practicamos el deporte en la región: sus condiciones geográficas son espectaculares para el desarrollo del deporte y no es poco común acercarse cualquier día de la semana y ver a varios kitesurfers disfrutar de la laguna.

-¿Qué le dirías a alguien para convencerlo de comenzar a practicar kitesurf?
-No les diría mucho. Simplemente los invito a que se acerquen a las cosas del Paraná y dialoguen con quienes ya practican el deporte. La adrenalina, la diversión y la calidad de los ejercicios aeróbicos y anaeróbicos del deporte sólo pueden ser transmitidos en persona. No exagero si digo que el kite es, para quienes lo practican, algo más que una simple actividad: con el tiempo, se termina transformando en un estilo de vida.

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