lunes, 4 de junio de 2012

Club Atlético y Biblioteca Rosario Oeste

 Por Gisela Rodríguez
 En épocas pasadas las instituciones barriales resultaban ser espacios referentes de reunión y encuentro, donde se fomentaba la cultura, el debate y los proyectos. Se construía identidad y se proponía futuro en los pasillos de las entidades deportivas zonales. El fomento de la práctica física confluía en el desarrollo intelectual, generando vías paralelas de progreso.

 Las sucesivas crisis económicas de la década del 90 condenaron a las pequeñas entidades a perecer ante la falta de sustento. Muchos clubes barriales extinguieron sus fuentes fundadoras y lograron sobreponerse a las adversidades, mientras que otros no tuvieron alternativas válidas para continuar. Rosario Oeste es uno de los tantos clubes barriales que sobrevivieron a los azotes de los gobiernos y devenires de la provincia. “La entidad se mantiene con mucho sacrificio como todo club de barrio”, resalta el secretario de la institución.

  En sus comienzos, allá por 1937, la entidad contaba con el aporte que la cultura podía brindar a la sociedad desde esa célula barrial. “La institución se llama precisamente Club y Biblioteca Rosario Oeste”, agrega Rodolfo, el tesorero. En la actualidad, sin embargo, el espacio de lectura no está funcionando. Se fue perdiendo el hábito de leer y las costumbres sanas que los vecinos propiciaban con ahínco. Rodolfo cuenta que “sólo quedaron algunos libros como recuerdo de lo que fue”, y relata aquellas anécdotas con emoción mientras atiende a algunos curiosos desde la cantina del club. “En una época la gente venía, se buscaba su libro y leía. Ahora lamentablemente no hay muchas personas que leen”.

La realidad demarca que en los tiempos que corren no existe un espacio para esa biblioteca del pasado. La institución posee los espacios acotados para cada actividad y desde esos rincones sobrevive hacia el socio. “El espacio de lectura quedó nulo, sería ocupar un lugar que no se va a utilizar y los espacios no nos sobran. El club nos está quedando chico”, afirma el secretario.
 Ese paradigma de épocas pasadas viró en torno a la creación de nuevas actividades deportivas. Esa fue la causa del sostenimiento de la entidad dentro del barrio Belgrano. La asunción de una nueva comisión directiva en el año 2011 provocó un replanteamiento de las funciones que la institución cumplía dentro de la sociedad.
 “Antes había otra idea acá en el club, estaba gobernado por gente grande, que se conformaba con tener un salón para jugar a las cartas y nada más. No le interesaba el deporte, no le interesaba nada”, explica el tesorero.
 Los vecinos concuerdan que el cambio se adoptó a los tiempos y necesidades de los ciudadanos de la zona. “Viene mucha más gente ahora, está mejor el club”, analiza Miriam, vecina de Rosario Oeste. Los deportes que se realizan en la actualidad permitieron que la juventud se acerque hacia el espacio y resignificarlo. 
   MIRIAM VECINA
“Buscamos satisfacer a los vecinos, que la gente del barrio venga a divertirse, a hacer un deporte, a comer un asado y que haya vida social. Los hombres jugando a las cartas tienen que estar, pero además tiene que haber una diversidad de disciplinas. En lo deportivo tenemos casi 120 chicas patinando. Existe también la práctica de danzas árabes, gimnasia para mujeres adultas, taller de tela, kung fu y voley, disciplina en formación”, relata el miembro de la comisión directiva, que con respecto al voley, remarca que se arrancó de cero, inscribiendo a muchas nenas de corta edad debido a una gran migración que existió con las alumnas de antes: “Se tuvieron que ir a otro club porque de acá las habían echado, ahora las estamos haciendo volver”.

 Se denota en cada gesto y en cada movimiento de los profesores y encargados de las instalaciones, un esfuerzo mancomunado que busca como objetivo primordial la continuidad del club barrial. La actual comisión directiva asumió en febrero de 2011 y es presidida por Marcelo García. La cabeza máxima es escoltada por un grupo acotado de gente, pero cada una de ellas con grandes intenciones de ver resurgir la entidad en la cual se criaron de pequeños.

“Actualmente superamos la barrera de los 400 socios. Cuando tomamos el cargo debimos realizar un relevamiento de los asociados porque anteriormente no se llevaba un control de nada”, recuerda Rodolfo.
 Económicamente la entidad debe mantenerse a partir de un acotado presupuesto.  El tesorero explica que “como es un club de barrio no se recauda mucho” y deben recurrir a diversos factores para subsistir. “Mensualmente se cobra menos que un atado de cigarrillos. Con eso no hacemos nada”. Las instalaciones se sostienen a partir de eventos sociales que realizan los fines de semana, ya que tampoco reciben aporte a nivel municipal. “Tenemos varios salones que se alquilan para fiestas –expresa Rodolfo-, los sábados a la noche hay casamientos o cumpleaños de quince y les brindamos un servicio acorde a la festividad”. Ofrecen vasos, platos, todo lo necesario para un evento de gran magnitud. Esa es precisamente la entrada principal que tiene el club.

 Los que guían las riendas de la entidad coinciden en no recibir dinero de la provincia. “Prefiero que la Municipalidad venga a levantar la estructura del club, que me mande un albañil y me levante un salón”, explica el tesorero. Así se evitan los inconvenientes en cuanto a confusiones económicas y no quedan ligados a tener que cumplir retribuciones de ningún tipo ante los organismos oficiales.

   RODOLFO TESORERO

 Las entidades barriales son símbolo y complemento de la educación devastada en los 90’ , donde se construye a partir de lo colectivo y del ahínco establecido para llevar a cabo un objetivo de mayor nivel que aquel que se plantea como individual. Son la matriz del pueblo que lucha y vive al compás de las crisis económicas y los saqueos intelectuales. Los paradigmas cambian con el paso del tiempo y allí se centran los que sobreviven, en el cambio. Ahí es donde se divisa el barrio Belgrano y el rincón del Club Rosario Oeste, una institución con identidad, desarrollo y estabilidad hacia la vecindad.


1 comentario:

  1. Adelante Caybro, recuerdo mi infancia en ese club tradicional de barrio.
    Tito Morales

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