Por Gisela Rodríguez
El fútbol argentino convoca
constantemente la mirada de propios y, también, de extranjeros. El juego y los
diferentes modos de transitar los espectáculos deportivos resultan espacios de
afluencia de turistas ante su llegada al país. Excusas sobran durante el año
para realizar una visita y reunirse detrás de las competencias de todo tipo.
Una cita mundial atrajo a ciudadanos de
diversos países hacia estas latitudes, el rugby y el desembarco de Los Pumas en
el Torneo del Championship. En la última fecha del ex Tres Naciones conocieron
el estadio de Rosario Central y aprovecharon su paso para permanecer todo el
fin de semana en la ciudad. El domingo guiaron sus pasos a las instalaciones de
Newell’s Old Boys, para partir luego con nuevas vivencias en su haber. El
encuentro del local frente a Vélez Sarsfield los convocaba. Desde periodistas
hasta simples espectadores, se dieron cita el domingo durante las primeras
horas de la tarde. Desde todas las latitudes y bajo diferentes banderas de
procedencia, todos compartieron un momento cultural y deportivo que representa
al país: el fútbol, ese deporte arraigado en nuestras tierras desde la llegada
de los ingleses durante los siglos pasados.
Desde Francia, Holanda y Australia arribaron
los trabajadores de prensa, claramente distinguibles
a través de su comunicación en lenguas extranjeras. Acompañados por un equipo
de trabajo que los secundó en la transmisión del día previo, se prepararon para
rotar su rol al de aficionados deportivos. Guiados por los responsables del
Departamento de Prensa de Newell’s Old Boys, accedieron a las plateas que
denotaban sus protocolos.
Más cercanos a estas tierras fueron
los brasileros y los uruguayos, quienes pedían indicaciones a los ciudadanos
locales para poder acceder a la contienda del fútbol. Jóvenes mujeres y hombres
de todas las edades se inmiscuían en la masa.
Arribaron al estadio como
extranjeros, pero comenzaron a adaptarse al contexto en búsqueda de comprender
la identidad del espectáculo futbolístico. Compraron gorritos rojinegros y
camperas, aprovechadas para el lluvioso día de octubre y partieron hacia los
ingresos.
Mimetizados bajo los mismos colores
que el resto, nadie imaginaría que se trataba de vecinos latinoamericanos.
Preguntando procedimientos y costumbres fueron construyendo su propia historia
cultural en relación a sus experiencias. Con entrada popular en mano marcharon
para vivir un partido de fútbol argentino.
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