Chances sí, goles no
Por Bruno Camusso
Se hablará de injusticia, de imposibles, de merecimientos, de lógica, pero se sabe que el fútbol no se puede medir por esos estándares. De lo que se puede discutir seguro es de desperdiciar, de dejar pasar una gran chance, de falta de convicción para definir una historia que parecía tomar un único rumbo.
Si bien lo que ocurrió el domingo en la cancha de Independiente Atletic Club de Chañar Ladeado entre el conjunto local y su rival de turno Huracán de Los Quirquichos, no va a ocurrir muchas veces más, este deporte nos ha dado innumerables ejemplos de esto. Haciendo una comparación a grosso modo, ocurrió claramente en la eliminatoria entre Chelsea y Barcelona por la semifinal de la Champions League.
La fecha 9 estaba en juego en la Liga Interprovincial del sur de la provincia de Santa Fe y ya se acaba la etapa regular del apertura. Por lo tanto los espacios de clasificación, los cruces de cuartos y las ventajas deportivas empiezan a definirse y tomar significado, y para el más ganador de la liga, justamente Independiente, lo normal es una posición cómoda en la tabla.
Para el Globo de Los Quirquinchos la historia es diferente. Es un conjunto habituado a clasificar, pero este campeonato anduvo rondando por los últimos lugares en el ordenamiento de los 12 equipos participantes.
Sin un marco espectacular, en un partido que no tenía mucho de especial, la gente fue a ver lo que sería seguramente una victoria del Coreano, o sea el local. La hinchada visitante, tal vez pensando lo mismo y por la actualidad de su equipo, se hizo presente en un número muy escaso.
Los lamentos bajaban desde las tribunas locales cuando Independiente desperdiciaba una chance tras otra. El cotejo era normal, jugado limpiamente y el único condimento que lo sacaba un poco de esa normalidad era la acción del viento, que igualmente no influía en el desarrollo de las acciones.
Se trataba de una buena tarde para mirar buen juego y Corea estaba planteando esa idea, aunque le faltaba el último toque. El visitante no mostraba muchas virtudes y parecía que su defensa podía volver a fallar en cualquier momento, pero esta vez de forma definitiva.
Unos 20 minutos se hizo esperar el grito, que fue de la manera menos pensada. Un error de cálculo entre en arquero Lucas Maggi y el central Manuel Gaitán, le dejaron la pelota a Sergio Salcedo que definió con el arco libre.
La alegría y el desahogo se hicieron sentir en la parcialidad del dueño de casa, que empezó a alentar a su equipo para que pise el acelerador y defina la historia en la primera mitad. Eso no ocurrió, pero por lo menos la gente se fue de sus lugares cuando finalizaron los primeros 45 para compartir una sana y sagrada costumbre de la cancha, el chori y la coca, que no iban a caer mal en el estómago sabiendo que Independiente estaba al frente y había pocas chances de remontada para Huracán.
El segundo tiempo se desarrollaba igual que el primero y los dirigidos por Mauro Crescimbeni dilapidaban oportunidades. En ese momento se empezó a vivir el desconcierto entre la hinchada local, pensando en la establecida ley que profesa: “Los goles que no se hacen en un arco, se pagan en el otro”.
Y tal cual lo marcan esa duras palabras, había muchas chances de que eso sucediera. Inclusive porque Independiente no había podido convertir en una clara jugada en el primer tiempo con otra de las tantas leyes del fútbol que suelen cumplirse, la que en este caso dice: “Dos cabezazos en el área, terminan en gol”.
Un disparo del delantero de Huracán, Oscar Mancinelli, se desvió en un defensor Coreano y terminó dentro del arco del conjunto de Chañar Ladeado. El festejo de la gente visitante fue tenue pero se hizo sentir cuando el tanto enmudeció el estadio y dejó que se escuchara el grito del puñado de hinchas del Globo.
Independiente debía volver a establecer al encuentro en la normalidad y sus obligaciones por ser local y por ser uno de los grandes de la liga empezaron a pesar en el campo de juego. Las chances seguían sucediéndose sin éxito y la incertidumbre y la desconfianza ocuparon su lugar y se sentaron en las tribunas de la hinchada Coreana.
Cuando parecía empate sobre el final, resultado que no conformaba pero por lo menos sumaba, se da una oportunidad de tiro libre para el conjunto de Los Quirquinchos. Más relevancia aún tomó esta acción cuando el arquero Lautaro Arzuaga pidió sólo dos hombres para formar la barrera, cuestión que instaló la duda y el miedo en la parcialidad de Independiente.
Finalmente la ley se cumplió y Julián Galvano ejecutó un tiro brillante que se tradujo en un golazo. Fin del partido, Huracán con una sonrisa y en el otro lado se respiraba bronca y desaprobación al equipo y al entrenador, que no le supo encontrar la vuelta al encuentro.
De todas maneras, todavía falta entrar en la etapa de play offs, en donde Independiente suele mostrar sus pergaminos de equipo grande y logra tener protagonismo en la mayoría de los casos, además la clasificación está casi asegurada para los de Chañar. Huracán está complicado, pero un triunfo de esta magnitud y dos fechas por disputarse aún, le dan al conjunto dirigido por José Acevedo esperanza para poder soñar con la clasificación.
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