Un recibimiento que contagió
Por Martín Closs
El sábado pasadas las cuatro de la tarde el Coloso Marcelo Bielsa se encontraba colmado y lleno de color. Los miles de hinchas leprosos con sus camisetas, banderas y tirantes brindaron una vez más un espectáculo por el cual se lo conoce al fútbol argentino en el mundo. La gente cantando a más no poder en un aliento que recorría todas las tribunas para demostrar el apoyo hacia este equipo. Se vivía sin dudas un momento de gran expectativa por el presente del rojinegro y Bernardi estaba cerca de pisar el césped. El visitante ya estaba en la cancha cuando los de Newell’s, vestidos con su camiseta suplente de color blanco con vivos rojos y negros, salieron al campo de juego.
Los hinchas estaban aún más eufóricos en ese momento gritando por su club cuando se formó una nube de papeles blancos sobre las tribunas, como si lo hubiera pedido Caloi. Generalmente se dice que la popular es el sector de la cancha desde donde más se siente el aliento, pero en la tarde del sábado parecía que todo el estadio hubiera estado rodeado por tribunas populares, con la gente de las plateas arrojando papeles, saltando y gritando a más no poder cubriéndose de un humo rojo y negro. Desde la popular local cayó un inmenso telón rojo y negro con el escudo de Newell’s en el centro, mientras que desde una de las plateas apareció otra bandera con la estrella grande del campeonato obtenido en el año 74 y otras con los restantes títulos.
De alguna manera este impresionante e imponente recibimiento pareció contagiar a los jugadores, que durante los primeros 45 minutos tuvieron un rendimiento sublime. Realizaron un juego brillante y hasta se pudo escuchar cómo disfrutaba la gente acompañando los toques de sus jugadores con el grito de “óle”.
Esta emoción vivida por los hinchas leprosos despertó a un equipo que quizás nadie imaginaba que estaría luchando por conseguir el campeonato. De tal forma se puede decir que Martino convenció a los jugadores de que podían mejorar. La hinchada, por su parte, intenta ayudarlo al Tata a hacerlos creer que pueden ser campeones, que fue el canto de todo el estadio tras finalizar el encuentro con Unión.
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