miércoles, 23 de mayo de 2012

EL CONCEJAL MAURO MIGUEZ
De árbitro a político

 Por Gisela Flores
 El joven concejal de Funes Mauro Miguez recordó la época en la que fue árbitro de ligas infantiles y de las presiones y amenazas que sufrió por parte de los padres en ese periodo. Además manifestó que existe una decadencia en el arbitraje actual y que los negocios del gobierno con la AFA son sólo por una cuestión de ingresos.
 Miguez llegó al arbitraje de una manera algo accidentada, cuando en su último año en el colegio secundario mantuvo una discusión con el profesor de educación física por su forma de dar la cátedra. Por esa disputa, el joven quedó libre en la materia, y la institución lo instó a que realizara el curso de árbitro. “Es un curso muy entretenido, además tenía la obligación de rendir el reglamento, era parte de rendir la materia con la que me había quedado libre. Al final del año rendí las seis materias, y tuve que venir a Rosario a rendir el final, y ahí me recibí de árbitro de categoría B en la Asociación Rosarina de Fútbol Infantil, avalado por la AFA”, recordó Miguez, que además explicó que la denominación B se refiere a dirigir Ligas Infantiles, Menores y Ligas Regionales. “Básicamente tiene características más particulares, tiene materias como pedagogía infantil, porque no es fácil trabajar con chicos y mucho menos con los padres, porque se reciben presiones o amenazas, generalmente los padres juegan más que el niño”, agregó Miguez.
 En relación a este tipo de incidentes con los padres, el actual concejal de la ciudad de Funes recordó que en una oportunidad sufrió piedrazos a la salida de un partido en la cancha Juan XXIII, y cree que esto es debido a  que “los papás ven proyectarse en  los hijos una vocación deportiva que ellos mismos no han podido concretar”. En el año y medio que estuvo dirigiendo también sufrió otro hecho similar que fue en la Copa Aniversario de la ciudad de Carcarañá, donde se le acercó el secretario de Deportes de esa localidad para pedirle que “favoreciera a Deportivo Carcaraña”. “Hubo un ofrecimiento de dinero que culminó en una discusión y me volví a Funes”, relató. Al mismo tiempo, respecto al sueldo que recibía en esta actividad señaló: “Los sueldos son por partidos y también depende del tipo de partido, no te puedo decir que era bueno, pero era bastante importante para alguien que era estudiante en ese momento. El promedio era de 800 pesos, más un seguro de 400 en caso de que surgiera un riesgo”.

 Por otra parte, Miguez se refirió a que la decadencia del arbitraje en la Argentina se debe a que los dirigentes de la escuela de árbitro se eligen a dedo y no con criterios profesionales: “Los sistemas de administración y de dirección política del fútbol argentino viven un momento de corrupción y crisis muy grande”. Asimismo, el concejal y analista político se manifestó en contra de la intervención del gobierno en la AFA, ya que cree que “el gobierno tiene que intervenir en la actividad deportiva, pero desde la Secretaría de Deportes”. También agregó: “La Secretaría tiene que tener un protagonismo mucho mayor y se debe reestructurar claramente la funcionalidad de la AFA, que todavía funciona como en la época de la dictadura”.

 “Hay grandes negocios en torno al fútbol, las presiones por el torneo de la Copa Argentina tenían que ver más que nada por las presiones de los sponsors de la AFA, querían que River tuviese protagonismo porque dejaba grandes ingresos a la institución”, consideró Miguez. De esta manera también concuerda en que “el gobierno nacional está muy lejos de recuperar el protagonismo del deporte como un elemento de contención y organización social, ya que esto hace que se  incorporen muchas personas que están en situación de vulnerabilidad”.
 Miguez niega rotundamente la posibilidad de volver a dirigir partidos, aunque consideró: “Fue una muy  buena experiencia pero creo que ahora me toca dirigir en otros terrenos, diríamos que son muchos más complejos”. Asimismo el edil encontró una relación entre el arbitraje y la política y asimiló que “tanto el réferi como el político llevan la norma del  juego a la práctica”, y que debe saber administrar los tiempos, además de “saber aplicar medidas represivas cuando sean necesarias o medidas que  faciliten ciertas circunstancias cuando lo crea conveniente”.
 En ese marco, el concejal expresó: “Ambos cargos tienen que observar la ley a rajatabla cuando corresponde y tiene que ser flexible en ciertas situaciones”. Para completar el paralelismo, Miguez concluyó: “Hay una tribuna alrededor que al árbitro lo está observando todo el tiempo, en el caso del político la gran tribuna es el electorado, es decir, la opinión pública”.
           

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