lunes, 7 de mayo de 2012


ROSARIO, SIN HIPÓDROMO

Sin suerte los caballos,
sin suerte el deporte

En la actualidad el Hipódromo Independencia está olvidado
por la poca difusión de los medios y la ausencia del gobierno

 Por Marcelo Cabral
 El hipódromo Independencia de Rosario, lugar emblemático en otras épocas, hoy por hoy pasa por una situación totalmente adversa. Ubicado en el corazón del parque homónimo, el lugar parece mantener una estructura y forma de trabajo desde sus inicios. La falta de interés en el público se mezcla entre la ausencia del gobierno local y la poca difusión en los medios, por lo cual el deporte ecuestre está casi en desuso.
 Los cambios del tiempo acelerados hicieron que se quedara en el tiempo, aún siendo el cuarto hipódromo del país. No se logró, como en otros escenarios nacionales, que se establecieran agencias para apuestas para poder embellecer el establecimiento y conseguir profundizar el deporte. La ayuda tampoco viene por parte de quien lo regentea, ni de los medios de comunicación (por su escasa y nula difusión) ni de la misma provincia que tiene la posibilidad de darle la ayuda necesaria al hipódromo para estar a la par de los grandes como Palermo, San Isidro y La Plata.
 Además, desafortunadamente, las carreras dejaron de ser moneda corriente, las hay pero no como los grandes hipódromos de La plata, Palermo y San Isidro. En el 'rosarino' se realizan unos encuentros, pero el problema radica en el abandono que tiene la ciudad sobre el mismo. Por la poca difusión que tiene pareciera que se encuentra en desuso, que no se realizan grandes premios y que sólo se utiliza para grandes conciertos por lo que la gente está ajena al Turf.

Al ingresar al reducto se encuentra un mundo diferente, donde se vive y se trabaja de la misma forma que desde sus inicios. Los pabellones que están al lado de las tribunas se encuentran llenas de estos bellos animales, son el centro de atención, los mimados del hipódromo, donde los cuidadores y peones los alimentan, los bañan y los entrenan para las competencias. Allí mismo se encuentra una veterinaria que cada 30 días analiza la sangre de los equinos para cuidarlos de su peor enemigo que es la anemia, o mejor conocido como cáncer blanco para los humanos, donde  desgraciadamente deben sacrificarlos.
Por otro lado, las rutinas son como un reloj suizo: a media mañana los sacan a la pista a trotar o correr, donde se aprecia en toda su magnitud el trabajo que realizan tanto el caballo como su jinete. Por otro sector se encuentran a los “sangre pura”, que están siendo entrenados para las competencias, ya que son esos los momentos donde su rebeldía cobra su mayor magnitud.
 El hipódromo cuenta además con una escuela de jockey, donde se practica por la mañana y se estudia por la tarde. Se requieren ciertas aptitudes para subirse a un caballo, lo cual actúa en detrimento de la cantidad de alumnos que estudian esta carrera (son doce al año, aproximadamente).

No hay comentarios:

Publicar un comentario